LA CAJA DE LOS HILOS


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Hay 4 sitios en los que buscar cosas menudas en mi casa: el uñero, la coqueta, el cajón de/sastre y la caja de los hilos.

Peladillas pintadas, lápices, botones, bombillas, pilas... puedes encontrar de todo, muy vintage, of course. Pero como dice la Morrisette: que putada ironía cuando encuentras 100 cucharas y lo que quieres es un cuchillo.

Si de algo vive una soltera es de hilos. Una búsqueda constante -ni de un buen novio que tenga mucho de todo, ni de un marido que nos mantenga- un hilo que nos tenga entretenidas cual gato con su ovillo.
Ya no me sorprende ver a algún amigo/a obsesionado/a con un hilo de antaño -tan viejo que si lo tocas se desharía- la filosofía es: hasta que no haya otro hilo que seguir, mejor no quedarse con las manos vacías.

Voy a tener que perdonar mi ingenuidad porque aún me sorprendo cuando mis arpías se sacan hilos de debajo de la manga. ¿Cómo lo harán? Verdaderas artistas en el arte del telar  y profesionales de los mensajes en una botella. Si a alguien le puede salir bien aquello de enviar una nota a un completo desconocido y resultar en algo magnífico es a Julia.
Notas en una biblioteca, mensajes cifrados, y mails a votantes de su mesa electoral. Increíble pero cierto. ¡Y en pleno nado hacia la orilla!

Por otro lado Alicia me bombardea a preguntas sobre novedades, enarcando las cejas ante mis constantes negativas. Donde yo he tenido una semana de mucho curro y pocas nueces, ella ha encontrado 50 tipos más que le pondrían su nombre a un país.

"Pero si yo tengo 1000 fichajes"- me comentaba Paz. La muy jodía, otra experta cazahilos, desde que está casada, me quiere usurpar como Celestina. Eso sí, a mi me toca bailar con el más feo. "Que nooo, que es muy majo".

Yo dando puntadas sin hilo y ellas hilando fino. No es justa pero, c´est la vie.

YES, WE CAMP


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Aprovecho la coyuntura para pedir respeto, sin más, y tolerancia, sin más ni más.
Y sobre todo respeto a todo y a todos, que mira que está feo encontrarse a una pobre muchacha despeinada y sudorosa en plena acampada y espetarle a tu amigo en sus narices un "mira, tu novia"*!

Y tuvieron buena suerte los Roberts Redfords en cuestión de pillarme en cuarto menguante (que llega a ser luna llena y lo mismo me echo a llorar...cosas de las hormonas). Pero en pleno subidón de adrenalina y golpe de calor, me dio por reir.

Ahora en serio, quiero remitir a un artículo que me ha gustado, al ideario del movimiento y a la que están montando.
Estoy sentada, con palomitas, y una ratatouille cociendo en la olla, esperando ese porcentaje de votos nulos, votos por la democracia real.

*Se dice, se comenta que los "mira, tu novi@" no son tan populares como una podría pensar. Me refiero al juego estúpido en el que golpeas con el codo a tu colega, cuando ves a alguien feo y le dices: "mira, tu novi@". 
Soy tan verdugo como víctima, que puedo presumir de ser la única tía del planeta a la que un obrero ha llamado fea. Rectifico: la tía más fea que ha vió en su vida. Digo yo que no será pa´tanto...

SÍNDROME DE LA INSEGURIDAD ADQUIRIDA


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-Había un chaval en mi campamento con un 'bracillo tonto' y le podías decir lo que quisieras del brazo pero si te metías con lo peludo que era, el tipo se volvía loco.

-¡Siempre hay un defecto de la gente con el que no te puedes meter!

-Deberíamos decirlo, para dejarlo claro...

-Sólo se me ocurre lo de Esther y las gafas, que como se metían con ella de pequeña, siempre lo llevó fatal
-Que tontería,  a mi me llamaban bigotuda, pero me lo pueden seguir llamando.


Que los niños son muy crueles, está claro. Me exaspera que la gente esgrima como argumento en contra de la adopción en parejas homosexuales que los niños se meterán con el hijo... Ya, y con el otro se meten por gordo, y con aquella por los granos, y esta tiene bigote y la de más allá gafas, y al de al lado le huele el sobaco, ese se tiró un pedo en clase, y ese llamó mamá a la profesora, anda que aquel se come los mocos y no te digo nada del chino, el moro, el machupichu y el negro... Si no es una cosa será la otra. El problema está en como te afecte.

Hay quien arrastra complejos desde el cole -como Esther y sus gafas- y hay otros complejos que se adquieren con la vida. Los buenos y sanos se sustituyen por otros, los chungos chungos te pautan la existencia. Pero por lo visto, siempre hay uno más grave que los demás, del que no aceptas burlas. No encuentro el mío, pero estoy dispuesta a preguntar.




Demasiada carne, demasiado poca carne, demasiado peluda, demasiado blanca...bueno, Pongo encontró a Perdita la perfecta, pero en la vida real la que tiene el pelo rizado lo quiere liso y la que tiene las tetas en su sitio se queja de la gravedad a quien las perdió por el camino. Y si ya tu churri es de pechugas y tú andas escasa..apaga y vámonos! (Que digo yo, que más chungo es que sea de cuartos traseros que está comprobado que se les van más los ojos)

¿No es extraño que vayamos perdiendo vergüenza en algunas cosas y ganemos en inseguridad en otras?
No hablo sólo del físico...yo no me considero tímida, pero estuve una semana sin mear en el trabajo -y sabe dios que me meaba mucho- por no preguntar donde estaba el baño... (Aunque eso es el colmo de los colmos y para otras cosas tengo más cara que espalda.)

A LA DERIVA


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-Michael, Michael, ven aquí! Tú también tienes que jugar con nosotras. Mi reina tiburón se llamará Rachel Rose, el tuyo tiene que ir a por comida, así que más vale que te des prisa....
-Una cerveza, por favor...

-Lo peor de una ruptura es cuando te das cuenta de que quieres romper...


Las conversaciones se entrecruzaban en la piscina de Pomene (Mozambique) mientras buscaba un tema sobre el que escribir. Normalmente hubiese tenido mucho que decir sobre las niñas mandonas que llaman a sus tiburones Rachel Rose... pero el tema de las rupturas llama insistentemente a mi puerta.

Primero fueron los problemas en el paraíso de Anne, después de Julia y ahora se me acumulan. No he podido contrastar la información que sentenciaba tan rotundamente el orondo Sudafricano con todas ellas, pero me consta que muchas coinciden en que el peor momento es nadar a contracorriente.

Mientras nadas con un fin, todo tiene sentido, pero cuando te das cuenta de que estás a la deriva y de que ese camino no te lleva a ninguna parte, te falta el aire, sientes que te ahogas. Eres consciente de que llegarás a la orilla en algún momento...¿cuando? ¿Quién te mandaría nadar hacia la boya? La cosa se pone peor, tienes el viento en contra, y pensar que sería tan fácil dejarse arrastrar por el viento, dejar que todo siga su curso... Demasiado tarde, ya te has dado cuenta de que lo que quieres es estar en la orilla. (Y eso que los de la orilla sólo quieren echarse al agua).

También hay quien piensa que lo peor es decirlo, verbalizarlo...puede que sea mi caso, pero eso es sólo porque cuando trato de explicarme tiendo a complicarme con metáforas que sólo me resultan gráficas a mi misma.

Las valientes Rachel Rose, han emprendido el camino hacia la orilla, vuelven a la casilla de salida con la cabeza muy alta, y aquí las espero yo, con un par de manguitos pa´ lo que haga falta.


pd. el dibujo es de Luis Alberto López fernández