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NO ME QUIERAS TANTO, QUIÉREME MEJOR


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Acabo de volver de una escapada de esas en la que siento que el pene me crece por momentos. Me explico. Tres tíos y una servidora, la cuarta pata del banco. Bueno, que el señor Smartphone me perdone. Tres tíos, una servidora y un teléfono móvil.

Será porque alguien me ha hecho creer que soy dura como una roca y he acabado creyéndomelo. O eso, o no hacen más que crecer moñas a mi alrededor. Como una epidemia devastadora, a mis amigos machos se les están inflamando las bragazas a niveles insospechados.Un mensaje por nanosegundo, viernes de batamanta, sábados en el Ikea y hasta desplantes al Consejo de Sabios... ¿El fin del mundo está cerca? ¿Hordas de tiranas campan a sus anchas blandiendo sus látigos de siete puntas?

Llevo tantos años preparando a mis arpías para lidiar con las estadísticas (¡alerta permanente! una de nosotras tiene que caer en las garras de un maltratador y no seré yo), que se me olvidó prevenir a mis muchachos... Señoras, aflojad las correas y dejad de lanzar al mundo calzonazos, que las solteras suficiente tenemos con los nuestro. ¿Dónde están los hombres?

CUATRO MÁS UNA


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Hoy me he levantado en mitad de la noche buscando cuatro Sabios a mis pies. Efectivamente no estaban ahí, ni ellos, ni las literas, ni el frío. Solo mis anginas, mi edredón y yo.

¿Cómo te tratan los muchachos? ¿Cómo lo estáis pasando? ¿Mucho desparrame?
Las Arpías están ávidas de información pero haciendo recuento de acontecimientos, he llegado a la conclusión de que sólo guardo recuerdos anacrónicos.
En mi cabeza hay saltos en el tiempo, ristras de nombres de coffees, nebulosas de humo, y un eco detrás de la oreja derecha que espero que sea fruto de la enfermedad y no de los efectos de la Escapada en mi cerebro.

Cuatro eran los mosqueperros, cuatro eran los trotamúsicos y cuatro mis acompañantes...que son también cuatro animales, capaces de devorar cualquier cosa a cualquier hora del día. Tanto es así que el mapa de Amsterdam se dibujaba en torno al Favorite. Ni canales, ni calles principales, ni putis: nos guiábamos por el pollo frito.


Como buenas abuelas, las noches se sucedieron en la habitación del hostal, donde la mugre se abría paso por nuestra moqueta a velocidades apabullantes, para gozo del que cumplía el turno del colchón del suelo -sorteo del que me vi milagrosamente exenta. Para amenizar nuestras veladas, frites de madrugada, naipes de macizas, y Lord Questington...
¿De qué va el juego?
No puedes contestar ninguna pregunta al question master.
Pues bebes


Si algo he aprendido durante el viaje es que la orangina es lo mejor para los desmayos, que tampoco ronco tan fuerte y que los tíos, ya sea hablando de pollos o de chicas, se dividen en ¿muslo o pechuga?
¿Yo? vergaburger del Favorite, natuurlijk.