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DESVIACIONES SOCIALES


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Mira que me lo tienen dicho: "ten cuidado con los extraños" y "ponte siempre muda limpia, mira que si tienes un accidente..."
Pero con los años me he dado cuenta de que es inevitable: llevo un imán de perturbados insertado en mí. 

Esa es la única explicación plausible a los extraños acontecimientos y encuentros en la tercera fase que he vivido.Ya no son sólo los repugnantes perturbados convencionales sino que estoy hablando de extrañas desviaciones sociales dignas de un especial Cuarto Milenio.

¿Qué si no, va a impulsar a un señor a preguntar la hora con los pantalones bajados?
Y ahí estábamos, mi miopía y yo rebuscando el móvil sin advertir nada extraño hasta que un "Pero, Lola, ¿qué haces?" de alguna amiga me dió de bruces con la realidad y el más profundo surrealismo.

O ¿qué movió a ese amable borracho a preguntarnos a pleno grito y en silencio si queríamos pelea, y tras la respuesta negativa proceder a abrazarnos uno a uno?

Seguramente sea el mismo tipo de perturbación que la de aquel tipo gordo que jamás en su vida se había cortado las uñas de los pies a preguntarnos con voz de fraggle rock: "hotel? sí? yo pagar?"
Vale que éramos 4 chicas jugando a las cartas a las 5 de la mañana en medio de una plaza en París, pero en serio, replanteate tu método de seducción con semejantes mejillones y persuasiva voz.

Mucho mejor aquel tipo sin dientes que afirmó literalmente que "teníamos tres bujeros y nos chuparría el culo aunque estuvierra susio".

Puede que el primer encuentro resultara algo escalofriante pero cuando durante un viaje por Europa te va asaltando todo un elenco de personajes perturbados que no podrían ser gestados en los sueños más perversos y desviados del Señor Q. Tarantino ya te pones a reflexionar sobre el lado divertido del asunto.

Y cuando ya parece que nada puede sorprenderte, estás en medio de Ljubljana haciendo un concurso de eructos con la misma camiseta que llevabas hace 3 días comiendo nocilla viky con el dedo y se te planta un señor al lado haciendo gala de su perturbación.

Me apuesto mi inexistente fortuna a que a Durkheim no le pasaban estas cosas. Con un poco de suerte el imán no lo llevo yo sino otra cualquiera. Cruzo los dedos, que yo ya tengo suficiente con ser un blanco perfecto  para las heces de paloma.




MALUCAS EM MADEIRA (I parte)


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Con esto de planear los mil viajes que tengo previstos para 2011 me ha venido a la cabeza uno que hice hace ya algún tiempo a los carnavales de Madeira. 
Una locura de viaje que compartí con una amiga francesa de la que me acuerdo cada vez que tengo el cuello calentito gracias al pañuelo que le robé... 

[Técnicamente no se lo robé, sino que lo encontré en medio de la ciudad colgado de un árbol y puesto que lo había comprado con ella lo reconocí enseguida. ¿de quién cabe esperar encontrar su pañuelo colgado de un árbol? De nadie sino de Deo.]

Tal como lo conté entonces lo cuento hoy:

Mi avión salía el jueves 11 a las 7 y media de la mañana, pero "pobre de mi", me vi obligada a salir con mis compañeras de piso y su colega de visita. Tras un cenorrio poderoso, dos botellas de vino, birritas y copazo, lo dimos todos en el Jamaica, y cuando me quise dar cuenta, eran las 6 de la mañana, así que los metí a todos en un taxi y nos fuimos a casa a hacer la maleta.

En lo que metía y sacaba cosas de la mochila salió el tema "hola soy Lola y mi amigo tiene problemas en la cama" que nos distrajo lo suficiente como para que saliera de casa sabiendo que la ventana de facturacion ya estaría cerrada. 

En el taxi, yo y mi sentimiento de culpabilidad, recibimos la llamada de Deo, mi compañera de viaje, que gracias a las fuerzas de la naturaleza também apañaba el taxi en ese mismo momento.
Una vez en el aeropuerto, ambas borrachas y retrasadas tuvimos que pagar la misma cuantía del billete (a los 60 euros ida y vuelta se sumaron otros 50 euros ida) para partir ese mismo día por la tarde.
Total, las retrasadas volvimos a casa a dormirla un petit peu

Tras un sueño más que insuficiente y una ducha más que necesaria voltei para el aeropuerto. Cogimos el avión, Deo, su chocolate, mi tos y yo.

Madeiiiiiiiiiiirrrrrrrrrrrrrrrrrra.

La locura de mi compañera de viaje empezó a asomar su fea cabeza desde el principio, pero nada me haría presagiar lo que pasaría en la isla.
Una vez aterrizamos comprobamos que no teníamos autocarro para ir al centro, malasuerte, pero divisamos una joven menina con cara de simpática que finalmente accedió a llevarnos junto a sus amigas a Funchal, suerte!
Cristina, Marcela, Joanna.
Nos dejaron en una zona de hostales pero estaban todos llenos así que nos fuimos al que Deo había reservado por email pero....no había tal reserva; así que tras minutos de agonía encontramos plaza en uno: residencial Zarco (descubridor de la isla)
Una habitacioncilla con kichenette, baño, mesita y flores.

Para saciar nuestra fome voraz nos fuimos a buscar un bar joao (bar pepe) en el que cenar. Después, el dueño nos propuso acercarnos al casino (por lo visto punto de animación de la isla) y allá que fuimos en el coche del senhor a tomar unos cócteles y reirnos de los jugadores.

Voltamos a pie hablando con cada sujeto susceptible de fumar charros... Con una ristra infinita de nuevos contactos en la agenda de la loca francesa y 0 droga en nuestro haber, llegamos a nuestra plaza. Allí, divisamos a un joven menino fumando: un rato de charla animada, 3 charutos y una cita para el dia siguiente después, subimos a dormir.



DÍA DOS
Al día siguiente compra, visita, búsqueda de disfraz, bla bla bla 
Llega la tarde y nos plantamos en un antro llamado Old bar, donde la birra cuesta un euro, hay shots a granel, buena música, futbolín, terraza y un dueño gordo con melena y tatuajes deseoso de hablar español. 

 Allí conocimos a Marta y a su marido que nos informan de que esa noche es la fiesta de los travestis. Quedamos con Marta y nos fuimos a casa a cenar, beber y charlar. Ya se nos había hecho tarde cuando nos plantamos ella, su disfraz de mora y yo y mi preciosa máscara con plumas de pavo real en el Old bar. (ni rastro de nuestro camello de la noche anterior) 

El marido de marta nos dice que ella ya se ha ido pero la llama y nos informa de que viene a por nosotras (!!!). Charutos, birra y pink floyds. 
Llega Marta y nos lleva al sitio en cuestión: Amazonia. 
Travestis por doquier (más hombres de mujer que mujeres de hombres...¿por qué les gusta tanto?) 


Allí nos presenta a su cuñada Lia y sus amigos Erika y Ricardo con el que nos quedamos cuando ellas se fueron....

Sobria como una rata contemplando la embriaguez de Deo y su incalificable sociabilidad, me sorprendo hablando con una rubia que me tira los tejos mientras mi amiga trata de ligarse a una monja. 

Locuras varias después (intercambio de disfraz de Deo con uno, pérdida de mi preciosa máscara, conversaciones extrañas...) la rubia consigue acortar distancias conmigo.

A estas alturas, la taja era un hecho.

Nos montamos en su carro. A lo lejos oigo la risa de Deo a modo cortejo para la monja que resultó llamarse Nuno.

Llegamos a nuestro destino y consigo deshacerme de las manos de la rubia. 
Vespas, discoteca del lugar.

Nuestras mujeres pagan nuestra entrada y vamos a por la consumición.
Bailoteo. 
Deo se camela a su monja. 
La rubia se me arrima cada vez más. 
Mis neuronas reaccionan, me aparto y en una clara, breve y concisa frase dejo clara mis intenciones (o la falta de ellas).
La rubia se me ofende. 
Ni rastro de Deo. 
Suficiente por hoy, me voy sola a la casa.

Llama Deo, viene, ¿por qué no la he esperado?

DÍA TRES
(continuará...)