DE CULO Y CUESTA ABAJO
8.de
-¿Por qué no tenemos historias qué contar?
-¿Cómo que no tenemos historias qué contar?
-Si juntas nuestras historias...
-...escribes un blog?
Una podría pensar - y pensó- que arpías, sabios y demás familia podrían haberse enfadado al ver sus nombres y anécdotas publicadas por ahí: pero lo cierto es que, a falta de pegas, me sobran los apoyos. Aunque no consigo que las arpías colaboren en un estudio de campo, otras se entregan a la causa. Así que esta entrada va dedicada a Julia que, aunque me ha abandonado vilmente física y sentimentalmente -la tía ya se está zurciendo calcetines con su nuevo hilo- aún se acuerda un poco de mí.
Todo empezó con mi madre y su manía de llamarme culo o pellizcarme el idem, de ahí pasé a considerar culo como apodo cariñoso más interesante que neni o tron, y ahora, todo son culos, yo soy un culo, ellas más y ahora me los ofrecen.
Pregunta Julia: ¿nos hemos vuelto locos por un abrazo?
Contesta Lola: no recuerdo la última vez que me abrazaron... ¿tengo que esperar a mi cumpleaños para conseguir que un culo me abrace?