ANUNCIOS CON TACTO I


.

A mi me basta una chica guapa, que respete mi espacio, que tenga sentido del humor..... y, bueno, si bailara claqué.....

Yo soy un tío sencillo, a mi si baila claqué, tiene piso propio, buenas tetas, inglés, brasileña, una amiga modelo, una casa en el campo, una lata cruzcampo, un piano, una vela, un jacuzzi, un chalet con piscina, un casino...
Con lo normal me conformo... una madre lejana, un espejo, un padre coñazo pero lejos, con la habilidad de desaparecer cuando quiero estar solo, y de aparecer cuando necesito compañía, que sea cariñosa, pero no pegajosa, comprensiva, no compasiva, con carácter, no con cojones, su mijita de mala leche, su poquito de risa, su poquito de calma, su poquito de prisa, su estilo, su clase, su porte, una señora vamos a reconocerlo. Y una puta cuando tenga que serlo, ¿pa' qué nos vamos a engañar? 

Yo soy un tío sencillo, nada complicao, a mi con un yate en la playa me tiene ganado, un bikini blanco, unos tacones altos, un pareo beige y un montón de amigos gays ¡hombré!, y no me hace falta mas na, a mi con que planche que limpie, qué cosa, que friegue, que haga la mitad de las cosas sería una divinidad, y yo hago la otra mitad no tengo ningún problema, tranquilidad.

A mi una mujer que me escuche, me admire, me cuide, me enseñe, me quiera, me mime, me ame, y no se meta en mi facebook tiene todas las de ganar. 
Una mujer discreta, que le guste hacer croquetas, una mujer sencilla, que le guste la nocilla, una mujer cartucho, que le guste el cucurucho, ¿o es que pido mucho? ¡Venga, por favor!
Yo soy un tío romántico, a mi me basta con una mirada, un susurro, una caricia, un soplo, un abrazo, una mamada, ¡un detalle!...

Me gustan las altas, también las bajitas, las que están muy canijas, las que tienen barriguita, el pelo largo, corte, trasquilado, melena de colores, o mejor un rasurado, tengo un gusto variado, yo soy un tío sencillo, la gente hoy día, es que se complica mucho la vida...!

Alex O'Dogherty. El club de la comedia


BESTIARIO DE ANTIHOMBRES


.

¿Tirarte a Jessica Alba y tenerla pequeña o Rosie O'Donnell y tenerla grande?
A ese nivel de intelectualidad llegan nuestras conversaciones en el trabajo. Lástima que el único hombre en un kilómetro a la redonda sea gay, pero mi compañera y yo nos reímos a mandíbula batiente con los programurrios de la MTV con los que nos dopamos. En cualquier caso, lo tomo prestado para mi cuestionario personal de viaje: ¿Queso o jamón? ¿Gato o perro? ¿Vino o birra? ¿Par o impar? ¿A o B? y, por supuesto ¿de qué color es la A?

Porque señores y señoras, esto es como ¿mamá o papá? que, aunque no lo parezca, siempre gana uno -aunque algunos lo tengamos muy claro desde el principio.

Pues eso ¿El Sevilla o El Duque?
Como soy de las que se jactan de prendarse de la belleza interior (y de tener un mundo interior muy rico...porque yo, en la misma cola que Irina Shayk en el reparto, no estuve , mire usted), una vez dije que me tiraría al Sevilla antes que a muchos guapos oficiales y ahora me llaman mataperros, y entonces me choqué -literalmente- con El Sevilla en la puerta del edificio. (Cuando acabaron al risas de mis compañeras y dejé de temblar de vergüenza, pedí resucitar a Elvis sin resultado).













¿Y luego dicen que soy exigente?
Conclusión: como mi "oficina" se parece a la del mítico anuncio de coca cola light que, en cuanto olemos un hombre, todo se mueve a cámara lenta y nuestras cabezas se sincronizan para tararear "I don't want you/ to be no slave" (Lo admito. Lo he buscado), hoy nos ha dado por clasificar y tipificar los espécimenes masculinos heterosexuales menos deseados (establecer consenso para un ranking de mayor a menor asquerosidad no ha sido posible por cuestiones de diversidad):

Tipo tronistas, por su escote los reconocerás; los sempiternos 'osos' en su versión 'manolo' o 'vieja gloria del rock'; los tienes modernos, del tipo tan moderno que parece salido de Cuéntame (bigote incluido) o tan tan moderno que te puede sorprender o bien con un chándal multicolor o con un tupé del futuro; el clásico soseras pero ¡qué maja es la criatura!, el "llámalo tirillas con gafas o simplemente friki"; el machoman sacado de pasión de gavilanes; el joven bello, no guapo, sino femeninamente bello; el rudo; el campechano; el cultureta, el pijales y, por unanimidad, el peor de todos: el de los huevos coloraos.

"Tú has visto al de Crepúsculo? Con esa cara tan blanca... pues te digo una cosa, ese por lo menos por lo menos tiene los 'huevos coloraos'. Y créeme Lola, que tu eres muy joven pero te lo digo yo: peor que una cosa de estas oscuras casi negras son unos huevos coloraos."_Isabella dixit.

MAÑANA FOLLO CON PATATAS


.

¿Eres Lola?


Ya estaba yo desenfundando mi bolígrafo bic para dedicar mi primer autógrafo cuando mi Favorita me golpeó en el codo y espetó: ¡Sorda! (a mi). No, no es ella (a mi fan en potencia).

-Maldita seas Favorita... encima estaba bueno!
-¿Encima de qué?
-De mi no desde luego.
-¿?¿?¿?
-Déjalo.
-¿Cosas de solteras?
-Cosas de invisibles pero sobre todo de célibes. ¿Estamos seguras de que tú eres la católica?

AULLANDO A LA LUNA


.

Claro. Ahora todo el mundo ha hecho suya la teoría de la influencia de los ciclos lunares en los comportamientos humanos. Hace unos años me trataban de loca o lo achacaban a uno de mis brotes verdes; pero ahora hasta tratan de convencerme de mi propia teoría.

De verdad. No es necesario. Llevo años comprombando cómo las lágrimas me acuden a los ojos por motivos de peso como perder un autobús, cómo puedo devorar un jabalí y medio o cómo puedo transformarme en otra persona coincidiendo con las fases completas de la luna: llena o nueva. ¿Casualidad o causalidad?

Pues si tenemos en cuenta que los ciclos lunares rigen las mareas, que el cuerpo humano es un 80% agua y que los ciclos menstruales son también de 28 días (como la rehabilitación de Sandra Bullock) no parece que haya mucho lugar a la coincidencia. (Señoras mías, las reglas no se "contagian" sino que nuestros ciclos coinciden: o eres de llena o eres de nueva)

El otro día, el Fotógrafo me comentaba entre flashes sus apremiantes ganas de partir la pana americana que achacaba sin reparos a una avanzada fase lunar, mi prima adjudicaba su parto al día de luna llena y yo me acabo de enterar de que aún queda una semana y yo no he parado de comer en cuatro días. Literalmente. 


Al cierre de esta edición me comunicaban las inmensas posibilidades de que algún científico de bien haya publicado antes esta teoría con pruebas fehacientes. Ah! Y que Sócrates y Platón (o era Aristóteles?) comían hummus.... Está por ver si tres tarrinas en un día o es un récord personal...

CARPE DIEM


.

Mi madre tiene una manera muy peculiar de explicar las cosas. De pequeña solía decirme que el pus eran los leucocitos muertos en la batalla, por lo que cada vez que enfermaba me tendía en la cama con un pañuelo mojado sobre la frente para aliviar el peso de la fiebre, y arengaba a las tropas para que no decayeran los ánimos en el fragor del combate contras los Estreptococos en su conquista de Anginas Hipertróficas. Desde que Hache me explicó que el dolor es lo que queda cuando la esperanza claudica, no me permito bajar la guardia ni un segundo. No es la mejor etapa de mi vida y a falta de amigas dispuestas a echar una mano en las labores de distracción, desde anoché decidí lanzarme a la actividad que más me desagrada en el mundo después del ejercicio físico de gimnasio: la socialización.

Tomé la determinación tras comprobar que salir con amigas que sólo estan esperando el momento de irse a casa puede no resultar del todo satisfactorio, así que hice mutis por el foro y me dejé secuestrar por dos gallegos andantes que me acogieron bajo su ala pensando que era menor de edad, para resultar ser mayor que ambos.


Miento. Tomé la determinación tras sorprenderme teléfono en mano a punto de llamar a No-novio, porque de repente era el único con el que podía hablar. Mis cabalheros llegaron justo a tiempo para que no echara por tierra el largo período de Résistance. Y resulta que aún hay salvación para un ser antisocial que encuentra un pequeño placer en la observación de desconocidos pero no en el proceso de interactuación. Hasta ayer. Tres birras, dos horas de charla y un  paseo después, me sacaron una gran gran sonrisa. Impactados por el fulgor de mis nuevos dientes me pidieron una segunda cita.

La película se llama Dos hombres y medio y la moraleja: Carpe diem. Mañana más y mejor, vuelvo a por otra al bar de los mojitos.